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La memoria encendida de Endesa (parte 2)

Publicado: 2012-01-26

Recuperar el pasado para mejorar el futuro. La iniciativa en Canarias sirve de ejemplo e inspiración para todos. El músculo del futuro es el presente. Su corazón: el pasado, el cual bombea conocimiento, experiencia, al resto del cuerpo. Pocas empresas atesoran la historia de Endesa.

4 un rayo sobre El FugitivoEn La Palma hay un interés especial por preservar la memoria de la historia de la electricidad, quizás porque fue la primera isla que recibió el invento, en 1893. Por la central de Los Guinchos han pasado 143 trabajadores según el minucioso listado informático elaborado por Rubén López, que también alerta de los cumpleaños de los trabajadores, muchos fallecidos.

López ingresó en 1968 con 14 años en RIFU (Riegos y Fuerzas de La Palma), la eléctrica anterior a Unelco (Unión Eléctrica de Canarias). Sigue en activo tras 43 años. Mientras las islas orientales iban recibiendo la energía eléctrica a cuentagotas por sus limitados recursos naturales, la frondosidad de las occidentales les permitía obtenerlo gracias a pequeños ingenios hidroeléctricos.

Mauro Fernández ingresó en RIFU en 1955 con 17 años. Hoy tiene 73. “Desde que en 1949 se pusieron los 4 nuevos motores Pasman en la central de Bajamar teníamos luz en la isla las 24 horas del día”. En octubre de 1955 se inauguró la hidroeléctrica de El Mulato. “Recuerdo en 1965, yo recién casado, a las dos de la mañana en casa y la isla de repente sin luz. Un rayo había caído sobre El Mulato. Pues con los dos cables de la batería de 6 voltios del Volkswagen “cucaracha” que tenía entonces logramos arrancarlo a las 4 de la mañana”. Nadie en la isla olvida tampoco el cero energético a finales de los sesenta durante la emisión del esperadísimo último capítulo de la serie “El Fugitivo”. Televisión Española se vio obligada a reponerlo.

 

5 Hombres de mar en una central flotanteEn Lanzarote muchos trabajadores de Endesa provenían de la mar. Como Alejandro González –67 años, mecánico naval y en la eléctrica Termolanza (anterior a Unelco) desde 1970– e Ignacio Montelongo, misma edad, que ingresó en 1976 en Unelco como fogonero de la central fl otante Nuestra Señora de la Luz. Este barco de guerra alemán torpedeado durante la Segunda Guerra Mundial y reconvertido en central eléctrica ya había permanecido entre 1962 y 1969 en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. “Casi todos en Lanzarote éramos marineros”, recuerda Montelongo. “El mes que entré en el barco de la luz pasé de ganar 100.000 a ganar 10.000 pesetas. Pero valió la pena.” González coincide. “El cambio fue duro al principio, pero a partir de los ochenta fuimos mejorando las condiciones. Entramos en el momento adecuado, porque desde que España abandonó el Sáhara no hay fábricas de pescado ni sardinales, ahora todo es turismo en Lanzarote. Y la verdad es que hoy estamos mejor que cualquier jubilado”.

 

6 Un santuarioKung Fu, Curro Jiménez, el Flaco, el Loco, el Tirilla, el Cháchara, el Cachimba, Pañuelito, el Bicicleta, el Negro, Tres En Uno, el Boliche, el Churrero, el Paliza, el Perreta, Lola Flores, el Peninsular, Perro Bobo… En la central grancanaria de Jinámar hubo un tiempo no muy lejano en que todos los de talleres tenían su apodo. “También los cuatro turnos tenían sus nombres: los arañas, los tragedia, los perfectos y los ingleses. Los ingleses porque venían con estudios. Los demás éramos gente sin estudios, pero con mucho oficio”, explica José Gonzalo, calorifugador (persona encargada de realizar trabajos de aislamientos térmicos y recubrimientos metálicos) durante veinte años de esta central, además de destacado coleccionista y descubridor de una valiosa serie de fotos de la década de los 20 de la central de Guanarteme. “Esta gran empresa es como tengo calificada a Endesa en mis álbumes de fotos. Fue lo que echó adelante a mis hijos. A mi mujer. A mí mismo. Para mí es como un santuario”.

 

7 Días de militarizaciónMarcelino Rodríguez, 62 años, en Unelco entre 1980 y 2009, narra en su libro “Fábrica de Gas de Santa Cruz de Tenerife. Un recinto para el recuerdo” (2011) los conflictos laborales que con la efervescencia del movimiento obrero durante la Segunda República tuvieron lugar en la década de los treinta del siglo pasado en esta instalación emblemática de Santa Cruz de Tenerife, demolida en 1993. También aporta detalles de la militarización de la eléctrica canaria en 1979 con Rodolfo Martín Villa como Ministro del Interior (aún le faltaban 18 años para convertirse en presidente de Endesa). Felipe Viera –70 años, 23 en la empresa– trabajaba entonces como operario de servicios auxiliares de la central de Las Salinas (Fuerteventura): “Tenía a un soldado detrás con una metralleta. Un sargento con el operario y otro con el maquinista. Y otro más en la puerta. Donde quiera que fueras estaban preguntándote por lo que ibas a hacer.” En Tenerife, Antonio Trujillo, 60 años y 25 en la empresa, recuerda al compañero que atendía los cobros por ventanilla. “Había sido brigada del ejército y estaba empeñado en que los clientes hicieran una fila estricta, como si estuvieran en el cuartel. Cuando nos militarizaron lo nombraron sargento y protestó diciendo que lo habían degradado.” José Luis Cartaya, prejubilado de Tesorería, 60 años y 29 en la empresa, recuerda en Tenerife “al coronel Tapia, la persona que tomó el mando durante la militarización, arengando a los empleados subido a una tarima mientras un compañero que bebía más de la cuenta le espetaba: “¿Ya vamos a empezar otra vez con el mismo rollo? ¡Vaya al grano, coronel!” “Lo curioso”, acaba el fogonero Montelongo, “es que todo comenzó con una avería real. Lo sé porque yo estaba de turno ese día en la central flotante. Pero los compañeros de las demás islas empezaron a provocar cortes pensando que había sido intencionado. Que esa era la señal”.

Fuente: Revista Actualidad Endesa n°6


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